¿Cuáles son los elementos principales de un préstamo?
Tipos de interés, TIN, TAE, comisión de apertura, amortización, cuotas... Son términos que aparecen a menudo en los medios de comunicación, en internet y en los anuncios sobre préstamos y créditos bancarios. Si estás interesado en solicitar un préstamo, es importante que conozcas estos y otros conceptos para que puedas tomar una decisión informada.
En este artículo, te contamos más sobre:
Un préstamo es un contrato por el cual una entidad financiera entrega una cantidad de dinero a un individuo, que se compromete a devolverla tras un periodo de tiempo determinado, abonando además unos intereses y unos gastos pactados de antemano.
Las partes: prestamista y prestatario
- Prestamista o acreedor: es la empresa, entidad financiera o bancaria que ofrece el préstamo, que al contratar se convierte en el prestamista o acreedor de la operación. En España, la concesión de préstamos es una actividad libre, lo que implica que cualquier empresa puede hacerlo sin estar sujeta a regulación o supervisión del Banco de España.
- El prestatario o deudor: es la persona que solicita el préstamo y que se compromete a devolver el principal, además de los intereses y las comisiones que se generan a través del contrato de préstamo.
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Importe, capital, cuantía, cuota
En el lenguaje del día a día, muchos de estos conceptos se utilizan indistintamente, pero es importante tener claro a qué se refieren exactamente.
- Importe del préstamo: es la cantidad de dinero que se solicita y que la entidad financiera presta al individuo, y sobre la que se calculan los intereses. También se conoce como principal, capital, monto o cuantía del préstamo.
- Cuota del préstamo: es la cantidad de dinero que el individuo paga periódicamente para devolver el préstamo. Cada cuota puede tener dos componentes: la amortización del capital (es decir, la devolución de una parte del principal); y los intereses.
Los intereses: el TIN y la TAE de un préstamo
Los intereses son lo que cuesta el poder disponer de una cantidad de dinero ajena por un periodo de tiempo. Los tipos de interés se suelen expresar como un tanto por ciento del capital prestado.
La expresión “tipo de interés” es una forma genérica de referirse al porcentaje del capital prestado que se abona en compensación al prestamista, pero en el día a día se utilizan otros términos como TIN y TAE, que expresan el tipo de interés matizando ciertos aspectos en concreto.
TIN: el Tipo de Interés Nominal
Es el tanto por ciento que expresa la compensación que la entidad financiera recibe por permitirnos disponer de su dinero temporalmente. Puede ser diario, semanal, mensual, anual… aunque lo más habitual es expresarlo de forma mensual.
El TIN es simplemente el tipo de interés que se pacta en el contrato como compensación para la entidad financiera. No es un dato muy útil para el consumidor, ya que no incluye ninguno de los gastos o comisiones que van ligados al préstamo, y no tiene en cuenta ni la periodicidad de los pagos ni la inflación. Por lo tanto, no permite al individuo hacerse una idea de cuánto tendrá que pagar realmente, y tampoco sirve para comparar varios préstamos.
TAE: la Tasa Anual Equivalente
Es el tanto por ciento que indica el interés anual efectivo del préstamo, teniendo en cuenta la frecuencia de los pagos, las comisiones y todos los gastos de la operación. Se calcula con una fórmula matemática normalizada, lo cual permite al consumidor utilizar la TAE para comparar diferentes productos financieros, ya sean de la misma entidad o de entidades diferentes.
La TAE nos da una visión más clara y real del coste del préstamo que queramos solicitar, ya que nos permite hacernos una idea de cuánto pagaremos al año al contratar determinado préstamo.
Comisiones y gastos de los préstamos
Como ya sabemos, los intereses son el precio del dinero, y por lo tanto cubren únicamente la compensación a la entidad financiera por prestar una cantidad de dinero a un individuo. Sin embargo, la concesión y administración de un préstamo conlleva gastos adicionales, de los que también ha de responder el prestatario. Se conocen como comisiones o gastos del préstamo, y los más frecuentes son los siguientes:
- Comisión de apertura: tiene como finalidad cubrir los gastos administrativos de apertura del préstamo y puesta a disposición del cliente del capital pactado.
- Comisión o gastos de estudio: cubre los gastos en los que incurre la entidad financiera al comprobar la solvencia del individuo que solicita el préstamo.
- Comisión de modificación de condiciones: cubre los gastos administrativos que derivan de un cambio en las condiciones del préstamo.
- Comisión por amortización o cancelación anticipada: es una penalización que se aplica cuando el prestatario amortiza la deuda antes de tiempo.
- Otros gastos: la entidad financiera puede añadir otros gastos asociados a distintas operaciones relacionadas con el préstamo, como por ejemplo los gastos de notaría.
- Seguros: es posible contratar un seguro junto con el préstamo, por ejemplo para permitir al deudor cumplir con el pago de las cuotas en caso de enfermedad o desempleo. En tal caso, el prestatario tendrá que cubrir el pago de las primas del seguro, según lo pactado con la entidad.
La amortización de un préstamo
Amortizar un préstamo no es más que devolver el dinero prestado y los intereses, es decir, saldar la deuda contraída. Así, el plazo de amortización del préstamo es el periodo durante el cual el individuo ha de realizar pagos periódicos a la entidad financiera hasta el reembolso total del capital y los intereses.
Cuando se habla de la amortización de un préstamo, es frecuente hacer referencia también al modelo de amortización, esto es, el sistema de pagos periódicos a través de los cuales se devuelve el capital y los intereses al prestamista. En España se suele utilizar el sistema de amortización francés, cuya característica principal es que las cuotas a pagar son constantes durante la vida del préstamo. Así, dependiendo del tipo de interés y de la duración del préstamo, el modelo francés nos permite pagar la misma cuota cada vez. A través de esta cuota, se amortiza el capital y se devuelven los intereses.
Las garantías de un préstamo
Las garantías son medidas que garantizan que el deudor devuelva el dinero prestado por la entidad financiera. Suelen ser terceras personas o bienes, a los que se recurre únicamente si el deudor no cumple con sus obligaciones de pago. Existen diferentes tipos de garantías en el mercado, dependiendo del tipo de préstamo y de las preferencias de la entidad financiera.
Préstamos sin garantía
El prestatario responde de la deuda con todo su patrimonio en general, y no es necesario que presente avalistas o bienes en concreto que garanticen directamente el pago de la deuda. Los préstamos sin garantía son operaciones más arriesgadas para la entidad financiera, por lo que suelen tener un tipo de interés más alto para compensar este riesgo. También conllevan un mayor riesgo para el prestatario, que en caso de impago ha de responder con todos sus bienes, presentes y futuros.
Aval
Es una garantía personal por la cual otra persona se compromete a hacerse cargo de las obligaciones de pago y devolución del préstamo en caso de que el deudor no pudiera hacerlo.
Garantías reales
Son garantías que recaen sobre bienes, por ejemplo dinero, objetos o bienes inmuebles.
- Prenda: se conoce como garantía pignoraticia, y consiste en poner a disposición de la entidad financiera una cantidad de dinero o un objeto durante el plazo de amortización. Siempre y cuando se devuelva el préstamo, la entidad financiera tendrá que devolverle el dinero o el bien pignorado al prestatario.
- Hipoteca: se conoce como garantía hipotecaria, y se utiliza en préstamos en los que se solicita una cantidad elevada de dinero para comprar una casa, de manera que el propio inmueble hace de garantía de pago del préstamo hipotecario. En caso de impago de la deuda, la entidad financiera puede quedarse la casa o venderla para satisfacer la deuda o parte de ella.
Seguro de amortización
Aunque no es estrictamente una garantía, los seguros de amortización cubren el pago de la cuota por parte del prestatario en determinados supuestos.
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